A CONFESIÓN DE PARTE,
RELEVO DE PRUEBAS…
Gabriela Michetti, aseguró en conferencia de prensa que no podían re-contratar a los despedidos (según lo exige el fallo de la jueza Liberatori) porque “muchos de ellos ni siquiera los conocimos, no sabemos quiénes son, nunca los vimos. Son gente que nosotros no vimos nunca desde que iniciamos la gestión.
Si el macrismo estaba echando ñoquis, el sentido común indica que para saber si un empleado es ñoqui, mínimamente hay que saber quién es, como se llama, donde se supone que trabaja, que funciones tiene. Dicho de otra manera, hay que saber a quien se está echando.
Improvisados
Las declaraciones de varios funcionarios del Gobierno de la Ciudad respecto de los 2.300 despidos efectuados desde que asumieron el gobierno, dan muestra de una preocupante improvisación en la gestión de la Administración Pública porteña.
Desde antes de asumir, Mauricio Macri anunció que iba a echar a miles de contratados porque eran ñoquis, porque no eran útiles para el vecino y porque formaban parte de “capas geológicas” que quedaban de gestiones anteriores.
Apenas asumió, siendo fiel a sus palabras, despidió a 2.300 contratados y ordenó revisar otros 20.000 contratos.
Ante las críticas de los sindicatos y las preguntas de los medios, los funcionarios macristas repitieron siempre la misma muletilla: “los despedidos son ñoquis, son contratos políticos”.
El secretario general de Gobierno porteño, Marcos Peña, defendió la decisión de no renovar los contratos de 2.300 empleados, argumentando que se trataban de personas que accedieron a sus cargos sin presentarse a concurso o bien por vinculaciones políticas.
Sin embargo, luego de las masivas movilizaciones de los empleados despedidos (que en la mayoría de los casos eran personas que cobraban 900 pesos y tenían funciones específicas), el macrismo prometió que en los concursos para incorporación de personal que inaugurarán próximamente, las personas echadas “tendrán prioridad y mayor puntaje” que el resto de los concursantes.
O sea, que los supuestos “ñoquis” echados por Macri van a tener prioridad para volver a trabajar en el Gobierno de la Ciudad y se les otorgará mayor puntaje en los concursos. Esto supone dos alternativas: o Macri quiere que los ñoquis vuelvan, o los despedidos jamás fueron ñoquis ni “contratos políticos”.
Por otra parte, la vicejefa de Gobierno, Gabriela Michetti, aseguró ayer en conferencia de prensa que no podían re-contratar a los despedidos (según lo exige el fallo de la jueza Liberatori) porque “muchos de ellos ni siquiera los conocimos, no sabemos quiénes son, nunca los vimos. Son gente que nosotros no vimos nunca desde que iniciamos la gestión. Hay contratos que se vencieron el 31 de diciembre, de gente que en la mayoría de los casos nunca vimos, con la que nunca pudimos tomar contacto desde el día que asumimos”.
A confesión de parte, relevo de pruebas. Michetti está diciendo que echaron gente que nunca vieron, que no conocieron, con los que nunca tuvieron contacto. Si el macrismo estaba echando ñoquis, el sentido común indica que para saber si un empleado es ñoqui, mínimamente hay que saber quién es, como se llama, donde se supone que trabaja, que funciones tiene. Dicho de otra manera, hay que saber a quien se está echando. Sin embargo, la vicejefa de Gobierno dice que despidieron gente de la cual no saben ni el nombre y con la que nunca tomaron contacto. Esos contratos vencían el 31 de Diciembre, y Mauricio Macri asumió el 10 de diciembre. Pero antes de asumir, hubo una transición acordada con el entonces jefe de Gobierno Jorge Telerman, que duró nada menos que seis meses (inédito en la Ciudad de Buenos Aires). En aquel entonces, Telerman y Macri hablaron de sanear cuentas, ordenar las finanzas y revertir la situación deficitaria. También acordaron paralizar obras y aumentar el ABL.
Seis meses tuvieron Macri y sus funcionarios para interiorizarse acerca del plantel de contratados que integraba el Gobierno de la Ciudad. Seis meses tuvieron para contactarlos, para conocer sus nombres, para saber si cumplían o no funciones, para saber a quiénes estaban dejando sin trabajo. Pero no hicieron nada. Simplemente despidieron personas al azar.
Lo que demuestran estas acciones y declaraciones contradictorias, es que la verdadera motivación de los despidos no era una “limpieza de ñoquis” ni de gente “inútil para el vecino”. El macrismo necesita incorporar a miles de personas en el Gobierno de la Ciudad. Necesita devolver favores. Necesita echar gente para poner a SU gente. Y se la agarraron con el sector más vulnerable de los trabajadores: los contratados. Ellos no gozan de estabilidad laboral como los planta permanente. A ellos se los puede echar sin causa. Pero para no quedar mal ante la opinión pública, conviene decir que son ñoquis.
Luego de repetir que hace años que está preparándose para gobernar la Ciudad, Mauricio Macri demuestra con estas medidas un absoluto desconocimiento del funcionamiento de la ciudad que quiere administrar. Lo único que hizo hasta el momento es tomar medidas apresuradas, efectistas, improvisadas y contradictorias. Para mal de los vecinos, la ciudad está siendo gobernada por un conjunto de improvisados.
Federico Armada. [anibalibarra.org.ar]